Iré al grano. Los libros clásicos no tienen nada de malo. Ellos sirvieron de inspiración y dieron forma a muchas historias actuales y no tan actuales. Si llegaron a convertirse en clásicos de la literatura es porque claramente mostraron originalidad e ideas que impactaron a sus lectores. Leer al menos un clásico es 100% recomendado. Pero entonces... ¿por qué dejé de hacerlo?
Inicié leyendo los clásicos por curiosidad. Si quería saber que significaba el "ser o no ser" de Hamlet, leía el libro. Si quería saber quiénes eran el Doctor Jekyll y Mr. Hyde, leía el libro. Lo que desarrollé fue un hambre de buenas historias. Gracias a eso terminé leyendo clásicos de la literatura que me han parecido muy buenos, y otros que me parecieron muy malos. Así es como aprendí que aunque un libro sea famoso, no significa que me vaya a gustar. Dejé de tener curiosidad de la fama de libros clásicos y comencé a ver otros sin fama.
En mi hambre por buenas historias, me sumergí entre los estantes de la biblioteca de mi colegio en busca de cualquier libro cuya sinopsis en la contraportada me llamara la atención. Como solía estar con prisa ni bien encontraba uno interesante lo prestaba y me iba, ni siquiera me fijaba en su autor.
Como yo me paseaba bastante en biblioteca me topé con secciones que creo muy pocos alumnos llegaron a conocer (lo digo porque esos libros parecían no haber sido tocados desde que consiguieron). Encontré antologías de cuentos. Historias escritas por estudiantes de secundaria de mi colegio y de otros que compitieron con su escritura en concursos. No mentiré cuando digo que no todos esos cuentos eran buenos, pero no faltaban cuentos realmente interesantes y creativos.
Ya no me interesaba más quién era el autor, mientras la historia fuese buena lo leería, no me importaba si era antigua, recién escrita, hecha por un ganador de un premio novel o por un autor aficionado. Todo eso dejó de importarme. Llegué a un punto en que ya podía imaginarme la temática del libro por la editorial que lo publicó, sabía que si quería un libro largo o de tono serio debería irme por un libro de la editorial Alfaguara, pero si quería algo más alocado o juvenil (no lo digo como algo malo) podría buscar un libro de la editorial Zona Libre.
Una vez cuando hablaba con mi madre sobre qué leer, y me dijo que debería estar leyendo autores importantes. Pero si hiciera solo eso, ¿cómo podrían salir adelante los nuevos talentos? Descubrí personalmente que escritores nuevos, menos famosos pueden hacer historias realmente buenas. Librerías y bibliotecas pueden estar llenas de joyas ocultas que nadie vería por solo estar pensando en leer clásicos.
En conclusión, leer clásicos está bien, pero como dijo una vez Alexander Graham Bell: "si vas por el camino trazado, solo irás a donde otros ya fueron". No te limites a leer lo que leen todos. Buscas algo que te interese y no algo que te fuercen a leer.
Ya he olvidado muchos de los títulos de esos libros, pero no por eso olvido las historias y las emociones que me hicieron sentir. Entre esas historias sin título en mi memoria hay de todo: una recopilación de sueños, una chica que buscó a su hermana fugada de su familia disfuncional, un profeta al que se le ordenó ser feliz, o la historia de una casa inteligente que siguió funcionando luego de que la raza humana se extinguió.
Algunas de las historias cuyos títulos todavía recuerdo y que recomiendo serían estas:
Los 13 relojes (James Thurber): definitivamente el mejor cuento de hadas que he leído, recomendable para niños o adultos. No es una típica historia de un héroe que debe salvar a la princesa, es LA historia definitiva del héroe que debe salvar a la princesa, la trama de fantasía con elementos mágicos se mantiene entretenida en cada página, pudiendo sacarte risas como dejarte en shock, con personajes originales que logran hacerse diferenciar de los clichés usuales de cuentos de hadas. Los 13 relojes deja en nada a varios de los clásicos animados de Disney.
La visita del inspector (J.B. Priestley): una celebración familiar es interrumpida por un inspector que anuncia el suicidio de una joven. A la familia no parece importarle, pero a medida que transcurre la historia nos daremos cuenta que cada uno de los presentes tenían relación con esa joven, terminando en un final completamente inesperado.
El libro azul (Lluis Prats): Leo Valiente encuentra el libro azul en la biblioteca, sin saber que se trata de un libro que conecta a su lector con la historia escrita en él. Leo en conjunto con el protagonista del libro se adentrarán en una aventura que los llevará a diferentes peligros mientras descubren los secretos del libro azul.
El mapa imposible (Liliana Bodoc): un anciano recuerda los sucesos imposibles que vivió en su niñez con sus amigos y debe cumplir con el juramento que hizo en ese entonces. Una historia de fantasía para reflexionar sobre la amistad, la verdad, y el paso de la niñez a la adultez.
El camino de Sherlock (Andrea Ferrari): trata sobre un muchacho de 14 años de gran inteligencia fan de Sherlock Holmes, veremos la historia de su vida y como actúa este frente una serie de asesinatos que ocurren por donde vive. Esta historia juvenil logra 2 cosas, manejar bien el misterio para generar suspenso, y ser divertida cuando el protagonista no esté trabajando en los asesinatos para que no dejes de leer en ningún momento. Dato adicional: tiene otros 2 libros que le sirven de continuación por si te quedas con ganas de ver más de sus misterios.
La biblioteca fantasma (David Hidalgo): la historia real sobre un caso de contrabando de libros históricos en mi país, con el bibliotecario de ese entonces como protagonista en la lucha por detener estos robos al patrimonio nacional. Se explica bien la importancia e historia que tienen esos libros, lo que permite entender al lector la indignación y dolor que le producen estos robos al protagonista.
Las gafas rotas, pequeña sátira a la vida del Japón moderno (Montse Watkins): la historia sobre un hombre adulto que salió de su burbuja y comenzó a vivir por primera vez, luego de que sus gafas se le rompieran haciéndole tener flashbacks de su pasado que le hacen cuestionar si su monótona vida japonesa es lo que realmente quiere.
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